Caricias en la oscuridad



Con las tareas bajo el brazo, una pluma en mi mano y la mente encendida por mi Amo, me dispongo a recostarme en mi cama… la luz apagada y un poco de música para acompañar las caricias ordenadas…
Cierro mis ojos y lo siento a mi lado, el es quien guía la pluma por mi piel, pasando por mis brazos, por mi cuello, me erizo con el contacto, bajando por el canalillo y bordeando mis pechos para continuar por el camino de mi vientre, escalofríos y mi mente caliente por su uso en la distancia, imaginándolo a mi lado y sabiendo que en su cama el seguro me piensa tocándome para el.
Navego sin pausa por mis muslos que se separan como lo harían delante de mi Señor, rozando la parte interna, subiendo hasta las ingles, me estremezco de placer y mi sexo comienza a latir ya empapado desde que el me indico teniéndome en sus brazos, pero llevando un caudal de esencia entre mis piernas a cada roce, a cada pensamiento.
Llevo la pluma a mis pezones que erguidos y atrevidos esperan atención, suspiros brotan de mis labios y cada vez es más intenso todo al paso de la roja pluma, mi coñito se contrae deseando más atenciones y llevo con sutileza el cálamo a mi rajita pasándolo por ella y mis dedos acompañan el movimiento sobre el duro clítoris.
Cada vez son más rápidos los movimientos de mis dedos y más sutiles las caricias de la pluma por mis ingles mis muslos y creo enloquecer, he de parar, no tengo permiso para llegar al orgasmo… Respiro… Tiemblo… lo deseo…
Vuelvo a pasar la pluma por mi cuello, mis labios sintiendo así los besos de mi Amo y llevo de nuevo mi mano a mi entrepierna, rozando de nuevo el sexo mojado, jugando con el botoncito del placer mientras golpeo con la pluma mis pezones, vuelvo a enloquecer con fuerza balanceo mi clítoris, me mojo a cada instante con fuerza llego hasta el extremo… Pero no, no tengo permiso y paro de golpe, retorciéndome sobre la cama mientras muerdo mi labio y suspiro por la necesidad de correrme, pero no, no tengo permiso.
Exhausta caigo rendida en la cama, con las piernas apretadas, mi mano sobre mi sexo y la pluma en la otra. Me duermo y en mi sueño, me abrazo a mi Amo aun temblado y esperando el permiso para regalarle mil orgasmos y encadenar otros cuantos a su uso

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